Es importante conocer lo cercano, nuestro patrimonio es clave para conocernos. Lo tenemos que preservar para las generaciones futuras. Conservándolo nos entenderemos mejor.
El pasado ha ido dejando huellas en nuestro entorno, edificios, esculturas, retablos, pinturas, piezas de orfebrería o patrimonio textil, entre otras muchas cosas. Conocer el arte que nos rodea nos ayuda a saber de donde venimos, quienes somos e intentando comprender la huella de nuestro pasado, entenderemos mejor nuestro presente.
Observo como en los últimos tiempos nuestro patrimonio no se trata como se merece. Hay instituciones y fundaciones que están haciendo una buena labor, pero no es suficiente. Si queremos trasmitir a las generaciones venideras lo que nos han legado nuestros antepasados, lo primero que hay que hacer es conocerlo y difundirlo, esto va a hacer que lo amemos. Cuando esto ocurra, hablaremos de él y gente de otros lugares vendrá a visitarlo.
Una vez puesto en valor, tendremos que conservarlo, darle uso, que tenga vida… Esta es la única forma de que el patrimonio no muera. Últimamente, cuando paseo por el casco medieval de mi ciudad, me encuentro con edificios históricos abandonados, sin uso… cada día en peor estado. Muchos de estos palacios pertenecen a nuestras instituciones que están construyendo edificos nuevos.
Tenemos que viajar, conocer otras culturas, otras formas de arte… Pero eso lo hacemos en vacaciones. Durante el año, los fines de semana, os invito a que conozcáis vuestro patrimonio más cercano. Comenzando por vuestra localidad, id ampliando el círculo.
Tomando prestada una frase a Dalí, sólo a través de lo local, es posible alcanzar lo universal.
Nuestro patrimonio es clave para conocernos. Lo tenemos que preservar para las generaciones futuras. Conservándolo nos entenderemos mejor. Lo que no se conoce no se ama, no se divulga y, por lo tanto no existe.