Escultura Griega.
Desde el período Arcaico, la escultura griega va a caracterizarse por una búsqueda de un mayor realismo. En un principio, parte desde el punto de partida en el que lo dejaron los egipcios, es decir, una escultura muy rígida y estática que forma un bloque. Según va pasando el tiempo, la escultura griega va a ser mucho más realista.
Los modelos de la Grecia Arcaica van a ser los Kuros y las Koras. Los primeros son imágenes esquemáticas de cuerpos masculinos desnudos, los segundos son también imágenes esquemáticas de cuerpos femeninos, en este caso vestidos. La evolución en el realismo de la escultura griega va a llevarnos en época clásica a la búsqueda de la belleza ideal. En la filosofía platónica, los escultores van a ocupar un puesto secundario. Para Platón la idea de cada una de las cosas, en especial las tres ideas básicas que son Bien, Verdad y Belleza, estaba en el mundo ideal. Los seres humanos somos una copia de ese ideal del ser humano que se encuentra en el mundo de las Ideas y una escultura no deja de ser una copia de esta copia. Así que los escultores, en la Grecia Clásica, no estaban tan bien considerados como podemos pensar hoy en día.
Es interesante analizar cómo se van transformando los cánones de belleza desde la época griega hasta la actualidad. Pensamos en una Afrodita clásica como un ideal de belleza. Sin embargo, ¿has probado a poner pantalones vaqueros a una venus clásica? Posiblemente el resultado no era el que esperabas. ¿Qué es más bello el canon griego o el canon actual? ¿Cuál es la Belleza del mundo de las ideas de Platón, la de su época o la de la nuestra? Son preguntas sin respuesta que está bien plantearnos para ver la escultura con otros ojos.
En el caso del canon masculino, la Belleza ideal la encontramos en el Doríforo de Polícleto. En esta obra se nos plasma el canon de siete cabezas, que va a ser el canon de la escultura. La proporción del cuerpo es siete veces la cabeza.
ÉPOCA ARCAICA
La escultura arcaica, tras la pérdida de las obras citadas por Homero, se nos hace muy complicado fijar exactamente dónde está el nacimiento de la estatuaria griega. Lo podríamos fechar en Creta en el año 670 a. C. La obra más antigua que conservamos de este periodo sería la famosa dama de Auxerre, que se encuentra en el Museo del Louvre de París y que es en torno a 650 a. C. Esta obra tiene un tamaño menor del natural, unos 75 centímetros, y por su carácter geométrico y de bloque, nos recuerda mucho a la escultura egipcia. A partir de esta obra vamos a ver cómo van a surgir un gran número de esculturas a lo largo, tanto Creta, como de la península del Peloponeso.
La Artemis de Nicandra, una escultura que mide 175 cm y que es de entorno del año 600 a. C. cuando se generalizó esta escultura. Los materiales que se emplearon fueron el mármol y la piedra caliza. El tipo de escultura que se nos presenta está todavía muy apegada al bloque por influencia de la escultura egipcia.
En el grupo de Cleobis y Bitton, de hacia 590 a. C nos encontrarnos una musculatura contundente aunque esquemática. Unos brazos que ya quieren romper ese bloque que decíamos que es característico del mundo egipcio. Por otro lado, los ojos sobresalen en forma de globo y destacan sobre una frente estrecha. El peinado aún nos recuerda a los de épocas anteriores.
Las primeras esculturas griegas que se conservan son unas imágenes que se pueden fechar en torno al año 600 a. C. Coinciden con una moda que va a durar unos 50 años, la de los kuros colosales. Estos exvotos se inspiran claramente en las imágenes de los faraones egipcios. Se van a expandir de un lado al otro del Egeo. El más colosal que conservamos es uno que aparece en Delfos, es el denominado Kuros de los Naxios y tiene una altura de nueve metros.
En los Kuroi atenienses, sin embargo, vamos a apreciar cómo se deja una mayor libertad al artista. Esto se refleja en el tipo de peinado de cuentas, muy característico. También tienen una mayor libertad a la hora de plasmar los ojos, las orejas, que van a tener en el caso ateniense una forma de volutas. Los cuerpos están tratados de una manera tersa y sin tanta musculatura. Siguiendo estas características, tenemos el Kuros de Sounion, de en torno a 600 a. C.
Posteriormente en Atenas, hacia el año 560 a. C. vamos a encontrarnos una obra que va a dar un paso más allá, el Moscóforo, la imagen de un pastor que lleva un cordero en hombros. Esta obra nos va a presentar una anatomía estudiada bajo un manto transparente.
También en Atenas, hacia el año 550 a. C. nos vamos a encontrar con una Koré que nos muestra perfectamente la calidad de la lana en una obra en piedra. Si hemos hablado de los Kuroi como imágenes de muchachos que se van a poner de moda en esta época, las Koré son las imágenes femeninas. A diferencia de lo que hemos visto en los Kuros, éstas van vestidas, por eso podemos hablar de cómo se plasma la riqueza de un material, en este caso la lana, en un soporte duro como el mármol. El Peplo de lana estaba cubierto de ricos bordados de colores. Recordemos que la escultura griega estaría en origen policromada.
También como obra de este periodo tenemos el denominado Jinete Rampin. En esta obra sí que podemos apreciar cierta rigidez en el jinete, pero también se están mostrando avances dentro de esta escultura. Si como se piensa, la Koré del Peplo es obra de este maestro que realiza el jinete, vemos como ya hacia el año 535 a. C. aporta una mayor carnosidad en sus obras.
Según va avanzando el periodo arcaico, las figuras cada vez tienen una mayor plasticidad. Los cuerpos cada vez se ven más flexibles, se va rompiendo esa idea de bloque, sobre todo en las Korai, y también los peinados son cada vez más realistas. Caen mechones de pelo sobre los hombros, hay una evolución importante en estas imágenes al ir vestidas con una fina túnica llamada chitón.
La mayor evolución que nos vamos a encontrar en la escultura griega, igual que ocurría en la arquitectura, va a ser en el período clásico, la época de la Atenas de Pericles, aunque unos años antes podríamos hablar ya de escultura clásica.
Dentro de la escultura arcaica en todas las obras que hemos visto era característica la sonrisa denominada arcaica. Una sonrisa que levanta la comisura de los labios. En época clásica esto se va superando por parte de los escultores y vamos a encontrarnos que evitan la realización de estas sonrisas. Hacia 485 a. C. ya nos encontramos con este nuevo tipo de cara que aparte de la ausencia de la sonrisa, también se caracteriza por ser más carnoso pero la evolución, no la vamos a encontrar únicamente en el modelo del rostro sino también en el estudio anatómico.
Hay una mayor armonía muscular y una mayor estabilidad, se van rompiendo con el bloque. En torno al año 480 a. C. vamos a encontrarnos con una obra que va a ser fundamental para ver la evolución de esta escultura, es el Efebo de Kritio, que va a romper con esa visión frontal característica del mundo egipcio. Esta obra nos va a crear ya de una forma incipiente una característica que se va a repetir en la escultura clásica: el contraposto, que va a dar una mayor estabilidad también a las imágenes clásicas.
ÉPOCA CLÁSICA
El primer momento dentro del período clásico, lo denominamos periodo severo. A esta época pertenece el Auriga de Delfos, realizada en bronce, algo que va a ser muy común dentro de la escultura clásica. Las imágenes en bronce eran fundidas y reutilizadas, por eso lo que hemos conservado de escultura griega no son los originales en bronce sino que son copias romanas realizadas en mármol y que se realizaban con un carácter decorativo. No nos ocurre así con el Auriga de Delfos, una obra que posiblemente fuera un exvoto de un personaje que había conseguido un triunfo en una carrera de caballos y que entregaría este trofeo en el santuario de Delfos al dios Apolo.
El siguiente escultor de época clásica que vamos a tratar es Polícleto, que es un escultor importante porque nos marca el canon de siete cabezas, el canon clásico por excelencia, es decir, que el cuerpo del hombre tendría la equivalencia de siete cabezas de altura. Este canon se va a establecer en este momento y la obra que lo va a definir va a ser el Doríforo, el portador de la lanza, la obra más conocida de este escultor. Las esculturas de Polícleto se van a definir siempre por un estudio de la anatomía y se van a caracterizar por su calma, por su equilibrio, por su armonía y siempre vamos a encontrarnos con unas figuras muy proporcionadas.
El Doríforo se encuentra en la actitud de marcha y se caracteriza por tener el contraposto típico de Polícleto. Esta escultura se ciñe al canon de siete cabezas en el que, a su vez, la cabeza se dividía en tres partes: la primera se corresponde a la frente, la segunda desde la frente hasta la parte inferior de la nariz y la tercera desde la parte inferior de la nariz hasta la barbilla.
El cuerpo del Doríforo nos marca una característica típica de las esculturas de Polícleto, los pliegues torácicos muy marcados. La cabeza aparece girada, dando un mayor dinamismo a la obra. El cabello, aunque se encuentre pegado a la cabeza recordándonos a la época anterior, ya nos muestra la individualización que lo distingue y le aporta una gran riqueza. Esta obra, aunque en la actualidad la contemplemos a través de copias en el mármol romanas, tenemos que imaginarla como una obra en bronce, puesto que Polícleto va a ser, ante todo, un gran broncista. Entre los escultores de su época, Polícleto no va a tener rival a la hora de mostrar el ideal del cuerpo masculino. Tenemos que recordar esa búsqueda de la belleza ideal que nos van a mostrar estos escultores de época clásica.
En el Diadumeno, un joven que aparece anudándose la cinta de la Victoria, vemos las mismas características que en el Doríforo. Sin embargo, se le da una mayor importancia al tratamiento del cabello con unos rizos más pronunciados que crean efecto de claroscuro que, además, será potenciado con la cinta que está atándose al cabello.
Fidias como escultor va a ser un escultor más versátil que Polícleto, que era broncista. No sólo es capaz de desarrollar estas esculturas, sino que también va a ser capaz de dirigir los equipos de obras en el Partenón. La gran obra de fidias es la Atenea Pártenos, la imagen que presidía el templo del Partenón, una obra de 12 metros de altura, monumental, realizada con la técnica crisoelefantina, es decir con oro y marfil. Se trataba de un alma de madera cubierta con estos materiales más nobles. La conocemos a través de copias romanas.
Fidias, como director de la obra del Partenón, también va a encargarse de la dirección de su decoración y le va a dar una unidad estilística. Los relieves del Partenón los podemos encontrar en las metopas, en el friso de las Panateneas y en los frontones y en las metopas. Los relieves se recortan sobre un fondo liso que da gran nitidez a las figuras. En las metopas vamos a encontrarnos también la individualización en los rostros de los personajes representados. Son unas composiciones muy cerradas que tienen un gran movimiento.
Las figuras tienen un gran naturalismo y, en ellas, podemos ver como Fidias aplica la técnica que le va a hacer más famoso más conocido, la técnica de los paños mojados, es decir, las vestiduras parece que están mojadas uniéndose al cuerpo y mostrando muy bien los volúmenes anatómicos. Los rostros de los personajes que aparecen en las metopas son muy expresivos, especialmente los de los personajes derrotados. El friso del Partenón nos muestra unos relieves en los que aparece la procesión de las Panateneas, las doncellas que durante un año tejían un peplo para entregárselo a Atenea. Estas jóvenes, aparecen acompañadas de multitud de personajes que llevan animales u otros objetos para realizar las ofrendas.
El friso concluye con la representación de la asamblea de dioses que van a recibir estas ofrendas. En el friso de las Panateneas, podemos observar como hay personajes superpuestos, de tal manera que nos vamos a encontrar, para mostrar mayor grado de profundidad, personajes en alto y medio relieve, que lo que consiguen es un mayor dinamismo en las formas que nos muestran una mayor profundidad. También podemos observar un gran estudio anatómico en las figuras, tanto en los seres humanos como en los animales del Partenón. Hemos conservado la decoración del frontón oriental. En él se representa el nacimiento de Atenea. Podemos observar una gran variedad de posiciones en las figuras, puesto que van a adaptarse a la forma triangular del frontón. Esto hace que nos encontremos personajes recostados, sentados, de pie, podemos encontrar figuras vestidas, desnudas, también hay animales.
No se han conservado todas las figuras del frontón. Las más importantes son las del grupo que conocemos como las Parcas, aunque realmente no nos representan a estas tres mujeres. Se trata de Afrodita, recostada sobre Artemio y una tercera diosa, que no sabemos exactamente quién es. También destaca la figura de Dionisos y el caballo de Selene.
El tercer gran escultor esta época es Krésilas. Realmente la única obra que sabemos con total seguridad que es suya es el retrato de Pericles. No nos podemos olvidar que el gran comitente de las artes de este siglo va a ser Pericles. Esta figura, en origen, era de cuerpo entero, puesto que, en la época no se realizaban retratos de busto. Estaría situado en la Acrópolis.
La obra clásica del siglo cuarto antes de cristo, el siglo de Praxiteles que fue un escultor fundamental de este período. Hacia el año 360 va a realizar sus obras fundamentales que son el Apolo Sauróctono y la Afrodita en Cnidia. Durante este siglo se va a dejar de dar tanta importancia a la escultura religiosa para pasar a dar una mayor importancia a la escultura decorativa. Los monumentos públicos y las figuras cada vez van a tener un mayor naturalismo.
Praxíteles va a ser un escultor que se va a caracterizar por la búsqueda del movimiento, de la belleza y que va a plasmar en sus obras un gran naturalismo. Las formas preferidas por Praxíteles van a ser unas formas suaves y curvas, precisamente, sus obras se van a caracterizar por lo que denominamos como curva praxitélica. Ésta va a hacer que sus obras siempre tengan un punto de apoyo.
El Apolo Sauróctono se denomina así porque se trata de un Apolo que está persiguiendo un saurio, un lagarto, que nos hace referencia, posiblemente, a la victoria de Apolo sobre la Serpiente Pitón. El santuario de Delfos, en el que se produce esta victoria, era un santuario dedicado a la Diosa. Sus sacerdotisas van a ser las Pitias o Pitonisas, una palabra que ha llegado hasta nuestros días de época clásica. En cuanto a las formas de esta escultura, vemos la curva praxitélica, los rizos, que tienen mayor volumen que las obras del siglo anterior, y el estudio anatómico muy preciso.
Hermes con Dionisos niño nos presenta el momento en el que Hermes va a entregar a las ninfas para su educación a Dionisos niño. Concretamente podemos observar el momento en el que Dionisos en el camino tiene sed y ambos personajes se paran, dándole Hermes un racimo de uvas para saciar esta sed. Tanto la posición de las dos figuras, como el intercambio de miradas que se producen entre ellas, nos da una complicidad entre los dos. También nos podemos encontrar esa curva-contracurva que conocemos como la línea praxitélica y que necesita de las telas que aparecen en el grupo para sujetar las imágenes.
La Venus de Cnido o Venus Cnidia es una figura de la diosa desnuda que se encuentra en el momento de la salida del baño y es una figura de las que conocemos como Venus o Afroditas púdicas. Aparece cubriéndose con un manto.
Escopas es otro de los grandes escultores del siglo de Praxíteles. Es un escultor que trabaja fundamentalmente el mármol y que se preocupa por la capacidad interior de las personalidades de los personajes que refleja en su escultura. Estos sentimientos internos los nuestra dejando las bocas entre abiertas y los ojos unidos que son características típicas de las obras de este Escultor. Sus figuras también van a poseer un movimiento violento, más dinámico. La ménade nos muestra a esta imagen en el momento de la danza. Estas Ménades estaban relacionadas con Dioniso, dios del vino. Se supone que ha bebido vino, lo que le ha desinivido para realizar este baile.
Lisipo fue el escultor de Alejandro Magno. Si en pintura el emperador solamente dejaba representarse por Apeles, en escultura va a ser el único que va a poder realizar la efigie de Alejandro. Lisipo va a decirnos que sus dos maestros eran Polícleto y la naturaleza.
En el Apoxiomenos podemos ver todas sus características. Sigue a Polícleto, sin embargo, su cuerpo no es tan rígido, hay un mayor naturalismo, una evolución en sus formas. En sus esculturas también vemos una mayor libertad que se corresponde con una mayor esbeltez en las imágenes. En esta obra se crea un gran escorzo que invade el espacio. Es el momento en el que el atleta con su estrígile se está quitando la arena y el aceite que tenía en el cuerpo.
Una obra muy diferente es el Hércules Farnesio. Es una figura de anatomía fuerte, musculosa, potente. Una de sus piernas se encuentra adelantada con respecto a la otra, lo mismo ocurre con sus brazos, creando de esta manera un espacio tridimensional. Tiene múltiples puntos de vista.
Además del retrato de Alejandro, también va a realizar retratos de filósofos y literatos como Platón, Homero Sócrates.
ÉPOCA HELENÍSTICA
Tras la muerte de Alejandro Magno, vamos a dar paso a un nuevo periodo, el Helenismo, que se va a caracterizar por la evolución del periodo clásico. Vamos a ver una acentuación de las formas que nos va a llevar a un mayor barroquismo, se van a plasmar los sentimientos, nos vamos a encontrar un mayor movimiento y con gran variedad de actitudes. Se multiplican los temas, van a aparecer representaciones de ancianos, de niños o de Venus. Surgen nuevas escuelas dándose una ampliación de la escultura sobre todo hacia la zona de Asia Menor. Las principales escuelas de este momento van a ser Pérgamo, Alejandría y Rodas. En las obras Helenistas, no siempre se conoce al escultor y las conocemos fundamentalmente a través de copias romanas. Los dos grandes artistas que van a influir especialmente en los escultores del Helenismo van a ser Escopas y Lisipo.
Dentro de la escultura helenística destaca esta Venus Capitolina que sirve el modelo de las menús púdicas, es decir, un modelo de Venus recatada que no muestra toda su sensualidad. Otro modelo que se va a repetir a lo largo del Helenismo va a ser el de las conocidas como Venus acurrucadas. Durante el siglo III a. C. van a aparecer varios modelos de esta diosa que aparece acurrucada tras salir del baño.
La venus más conocida de este momento es la Venus de Milo, una obra de la que se desconoce el autor. Tiene una belleza serena y varios puntos de vista. Aunque le faltan los brazos, podemos intuir como con ellos conquista a la tercera dimensión.
Un modelo que hubiese sido impensable en la época Clásica es el modelo del Espinario. Lo conservamos a través de copias romanas. Esta figura de un muchacho sacándose una espina del pie, nos muestra unas características muy interesantes que producen claroscuros que producen la conquista de la tercera dimensión. Son obras más anecdóticas.
El reino Helenista más activo, desde el punto de vista artístico, va a ser el de Pérgamo. Una de sus obras más importantes es el altar de Zeus en Pérgamo. Éste, o mejor dicho, el muro que lo rodea, presenta un friso corrido con una serie de relieves. Destaca su alto relieve. En este altar se representa la Gigantomaquia, es decir, un tema mitológico. La zona oriental de la obra representa dos dioses, atenea y Zeus. Al sur, las divinidades relacionadas con el día. En el norte, las relacionadas con la noche. Los dioses están representados de una manera más clasicista, mientras que los gigantes aparecen de una forma más humana.
A esta escuela de Pérgamo pertenecen los Gálatas. Es un monumento que fue mandado construir por Atalo I para conmemorar la victoria sobre este pueblo. Su composición es triangular. El galo Ludovisi es el jefe que aparece suicidándose tras haber dado muerte a su mujer ante la inminente derrota. Posiblemente esta escultura sea la que tenga un mayor número de puntos de vista. dentro del arte griego. Su actitud retórica ensalza la grandeza de todo el conjunto, tiene un trasfondo ideológico en el que se ensalza la grandeza del derrotado. El Galo moribundo, también con una composición triangular, ensalza la raza de los celtas y las armas del personaje con un profundo respeto al heroísmo del caído.
Otra de las escuelas importantes es la escuela de Rodas, ésta se caracteriza por su gran realismo. A ella pertenecen las obras más conocidas del Helenismo, como la Victoria de Samotracia, la Niké o victoria acaba de posarse en la prueba del barco y nos muestra los pliegues de sus vestidos, húmedos, pegados al cuerpo por efecto del viento, lo que produce un ensalzamiento de la anatomía. La iconografía de la victoria es la de una mujer alada. Este simbolismo nos habla de la fugacidad de la victoria. Esta escultura es muy dinámica y realista.
El Laocoonte, que también pertenece a esta escuela, representa el castigo infligido por los dioses a un sacerdote troyano y a sus hijos por no fiarse del caballo de Troya. Se les manda unas serpientes marinas para estrangular a Laocoonte y a sus hijos. Las imágenes nos muestran un gran patetismo, un gran dolor, físico, pero por otro lado también dolor moral. Los cuerpos muestran una gran tensión puesto que están intentando liberarse de la presión ejercida por las serpientes. La anatomía de esta escultura es muy contundente, los ojos y la boca entreabierta muestran la influencia de Escopas.
El Toro Farnesio o Castigo de Circe, era un monumento público que también tiene una estructura piramidal. Representa el momento en que los hijos de Antiope deciden dar castigo a Circe, que había tratado cruelmente a su madre, arrastrándola con un toro hasta morir. Una de las novedades que nos aporta este grupo escultórico es la representación en la parte inferior del paisaje.
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