La iglesia de San Vicente de Vitoria-Gasteiz es la parroquia más moderna de las cuatro que se insertan el casco medieval. La iglesia se construyó sobre el castillo que cerraba las defensas de la ciudad por el sur. Existía ya con anterioridad en la ciudad un templo dedicado a San Vicente. La orden de ceder la fortaleza para la construcción de la iglesia de San Vicente de Vitoria-Gasteiz la dan los Reyes Católicos en 1484. Este hecho nos permite datar el inicio de las obras del templo actual, que se prolongarían, posiblemente, hasta la centuria siguiente.
Características arquitectónicas
La iglesia sigue la tipología de planta de salón o Hallenkirchen, que en esta época es recurrente en nuestro entorno. Las tres naves están a la misma altura, y es la única iglesia alavesa en que se desarrolla esta característica. La planta rectangular no es completamente regular, al adaptarse los muros a los de las defensas de la ciudad.
Los pilares son de sección circular, como es habitual en esta tipología de construcciones. Los nervios surgen directamente del pilar, sin mediar ningún tipo de collarino ni capitel. En los tres tramos más próximos a la cabecera, y en los que se encuentran sobre el coro, las bóvedas son de terceletes. En el resto del templo son de crucería simple. La cabecera ochavada está presidida por el escudo de los Reyes Católicos con la Granada. Este elemento heráldico queda semioculto por el retablo churrigueresco en el que intervienen Gregorio Larranz, Andrés de Maruri, Manuel Izquierdo y José de Aguirre.
Capillas de la iglesia de San Vicente de Vitoria-Gasteiz
A la derecha está la actual Capilla del Carmen, fundada por Bartolomé de Sarría y Abecia, su mujer María Ortiz de Zárate y su hijo Martín Alonso de Sarría. De estilo manierista, en su frente encontramos un arco de triunfo que cobija una imagen de la Virgen del Carmen, en cuyas enjutas se representan recostadas las alegorías de la Justicia y la Fortaleza, a la manera de Miguel Ángel.
El remate es de cúpula rebajada sobre pechinas en las que se representan los Padres de la Iglesia. Esta cubrición, muy vinculada al arte funerario, puede relacionarse tanto con la idea de eternidad (ya que el círculo no tiene principio ni fin) como con la forma perfecta para la arquitectura según Vitruvio. Por último, la capilla más destacada es la de las Once Mil Vírgenes, ahora de la Milagrosa, fundada por Ortuño Ibáñez de Aguirre y que custodiaba los bustos-relicarios de los Borman, hoy en el Museo Diocesano.